Bajo el sol una siesta, bajo el plomo de las tres de la tarde
El ramo en llamas que destila el perfume de las flores
Es allí, en las alturas de un barrio de Nápoles
Donde se encontraron, se sonrieron

Reflejos berilos sobre el zafiro, las Madonetta de caliza
A lo lejos los veleros se dirigen hacia las islas de la costa
Las frágiles barcazas de los pescadores bordeando la costa amalfitana
Con en el fondo del corazón las canciones de verano italianas

La busqué en Via Toledo y luego en el ferry
Pasado el Cabo Posillipo en dirección a Capri
Y corrí por las calles para hacer como en el cine
Pero todo eso ya no sucede en la vida real de la gente de abajo

Se imaginaron reencontrándose en una plaza
Una soñaba despierta, y la otra estaba en la terraza
Desde lo alto de los acantilados de ocre se lanzaban verticalmente
Al fondo del lapislázuli, los cuerpos ardientes empanados de arena

La-la-la, la-la-la-la-la
La-la-la, la-la-la-la-la
La-la-la, la-la-la-la-la
La-la-la, la-la-la-la-la
La-la-la, la-la-la-la-la
La-la-la, la-la-la-la-la
La-la-la, la-la-la-la-la

Fui al mirador de Montecalvario
Antes de que la estrella solar se convierta en luna pianissimo
Para esperar adivinar, en la noche, su sombra pasajera
Un indescriptible esténcil contra el estuco amarillo helianthus

Una siempre se reprochará no haber prestado atención
De haber perdido la única cosa que podría enredarlas
Perdió el papel en el que estaban escritos
Con un trazo fino en tinta azul, su dirección y su nombre

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