Mis palabras son piedras
Precisas y afiladas, listas para lanzar
Sobre caras vulnerables e indefensas
Son nubes suspendidas, llenas de insinuaciones
Que encienden en los ojos infinitas esperas
Son gotas preciosas, inolvidadas
Largamente anheladas, luego sorbidas
Son flechas encendidas que el viento, la fortuna saben dirigir
Son relámpagos dentro de un pozo oscuro y abandonado
Un rostro sordo y mudo que el amor ha iluminado
Son hojas caídas, promesas debidas
Que el tiempo te perdone por haberlas pronunciado
Son notas desafinadas en una hoja caídas por error
Trazadas y luego olvidadas
Las palabras que he dicho, o he creído decir, lo admito
Apretadas entre los dientes, pasadas y recurrentes
Inesperadas, sentidas o soñadas

Mis palabras son volteretas, bolas de nieve al sol
Cohetes incandescentes antes de estallar
Son juguetes y mosquitos, arena para amontonar
Pequeñas prohibiciones a las que desobedecer
Se han ido a dormir
Sorprendidas por un dolor profundo que no logro explicar
Hacen lo que les parece, se pierden en la oscuridad para luego regresar

Son noches interminables, estallidos de risas
Caras sobreexpuestas por demasiado sol
Esto son las palabras, dulces o rencorosas
Llenas de respeto o indecorosas
Son mi padre y mi madre
Un beso en la frente antes de dormir, otro antes de partir
Las palabras que he dicho y quién sabe cuántas más deben venir
Apretadas entre los dientes, ahorran a los presentes
Imaginadas, sentidas o soñadas
Espadas cortantes, en la oscuridad suspiradas
Perdonadas, de una palma sopladas

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