Pueblo en el fondo del valle
Como perdido, casi ignorado
He aquí que en la noche estrellada
Un recién nacido nos es dado
Jean-François Nicot, se llama
Es mofletudo, tierno y rosado
En la iglesia, hermoso pequeño hombre
Mañana serás bautizado

Una campana suena, suena
Su voz, de eco en eco
Dice al mundo que se asombra
"Es para Jean-François Nicot
Es para acoger un alma
Una flor que se abre al día
Apenas, apenas una llama
Aún débil que reclama
Protección, ternura, amor"

Pueblo en el fondo del valle
Lejos de los caminos, lejos de los humanos
He aquí que después de diecinueve años
Corazón emocionado, el Jean-François
Toma por esposa a la dulce Elise
Blanca como flor de manzano
Ante Dios, en la vieja iglesia
Este día, se han casado

Todas las campanas suenan, suenan
Sus voces, de eco en eco
Maravillosamente coronan
La boda de François Nicot
"Un solo corazón, una sola alma"
Dice el sacerdote, "y, para siempre
Sean una pura llama
Que se eleva y proclama
La grandeza de vuestro amor"

Pueblo en el fondo del valle
Días, noches, el tiempo ha huido
He aquí que en la noche estrellada
Un corazón se duerme, François ha muerto
Porque toda carne es como la hierba
Es como la flor de los campos
Espigas, frutos maduros, ramos y gavillas
¡Ay! van secándose

Una campana suena, suena
Canta en el viento
Obsesiva y monótona
Le repite a los vivos
"No tembláis, corazones fieles
Dios os hará señal un día
Encontraréis bajo su ala
Con la vida eterna
La eternidad del amor"

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