Yo no sé cual es la distancia
entre el querer y el no querer.
Yo canto porque no sé nada,
y esta es mi forma de leer
las leyes que están escritas
en la noche y no se ven,
porque no queremos verlas,
pero yo sé, pero yo sé,
que hay que pararse a ver:

Qué dice el viento,
cómo se ve en el agua del río
el reflejo verde de la hierba,
y habitar de nuevo esta casa
que está en ruinas.

Tú decías que la misma fuerza
que primero nos juntó
y después nos separó
nos volvería a juntar de nuevo.
Yo no lo sé,
yo no he llegado a ninguna conclusión.
Ese pájaro y esa nube
van en mi misma dirección.

Sueño borracho, ciego de estrellas,
que contigo escapo,
que por la arena,
y no hay desierto
donde yo pueda esconder
que yo te llamo,
donde no sienta que
tú me llamas también.