Eso.
Eso que nos faltaba era comprender que en este canal no hay margen de error.
Que está conectado al cordón umbilical, a la madre, a un saber mayor. Y que entonces los miedos pasan de ser un peso, a ser nuestra herramienta.
En este canal el saber y todo lo que nos falta aprender camina descalzos, caminan desnudos y de la mano
porque la huella que persiguen es la misma, esa huellita amarilla, del amar y ya.

Se sincroniza todo. Porque primero se siente, luego se piensa y entonces existimos.
y así se nos va por fin la costumbre de encontrar la casa en andar sin nombre por robar con hambre.
Nosotres encontramos la casa en las canciones.
Canciones de dolor, de belleza, de raíz.

Canción empapadas de vivencias que el cuerpo no calla.
habiendo visto esos ojitos de maiz reflejando a pesar de siglos de enseñanzas fétidas, una resistencia limpia.
Tienen la mirada puesta en los y las niñas y más palabras desde el alma que desde ese dolor al que parecían estar condenados.
Y en ese canal se te abraza para que vos mismo seas tu propio regalo.
Y que otra vez juntes todos los colores y que otra vez te habite el sonido.