Veo la luna resplandecer

bajo el cielo que te cubre.

Las estrellas milenarias

encausando al caminante

en su templanza constante.


Como fundamento del ser

su pasado, su cultura.

El amor, criterio esencial,

como instrumento de lucha.

La paciencia, una armadura.


La tierra esconde su voz

gestando el grito profundo

que agita desde lo hondo

del alma'el diablo y de Dios.

Y el hombre en medio ‘e los dos

un Jesucristo nuevo en el mundo.


Esta inmensa historia detrás

en el jardín del presente.

Un sinfín de mundos contemplan

la venida equilibrante

del vientito justiciero,

de los vendavales fieros.


Que pongan al mundo en su lugar

y un rujido sin reposo

despierte al cobarde cagón

y lo vuelva memorioso

del rol que solía ocupar,

de los que dejó matar.


No te quejes de mi andar

si la metodología

del arte pa la conquista

el necio la ha de instalar,

y muchos cómplices más

se venden fieles al verso

de que la musa de un pueblo

son sólo acordes nomás,

si cuando hay pena se canta

habiendo o no habiendo guitarrero