Mientras la noche transcurre escucho sirenas, veo el Holocausto sin estar en Auschwitz y observo iluminada la oscuridad tras la luciérnaga.
Aquí no hay axiomas cuánticos, el conocimiento lo forja la necesidad como a Cristo los látigos.
Tu maldito Dios no da vida ni muerte,
mi madre llora por dentro al ver que su negrito se le pierde. Constelaciones estelares, traumas en los amantes,
selfies e inseguridades, la palabra de Dios no tiene verbo que aguante. “Honrarás a tu Padre” dice el viejo presagio,
mi viejo fue por cigarrillos y ya todos me los he fumado.
Esta es la Ciudad de Dios basada en pesadillas de San Agustín, no hay propiedad en espectros atómicos,
hablo del espín, mientras alguien celebra San Valentín .
La línea del tiempo no va en círculos, ni en bucles,
ni es plana: trabajamos para morir,
por cierto, ¿ya pagaste la funeraria? No dejes pa’ mañana lo que puedes cagar hoy,
Cristo te ama.


Le fumo a las estrellas, bellas, aun sabiendo que soy polvo cósmico apreciándolas cuando están muertas… Juro por Dios que no volveré a maldecir, hasta ver que su santidad aparezca.


Nadie nació pa’ semilla, mucho menos pa’ ser cría de un poder absurdo controlado por cerdos de pacotilla. Mi punto de observación no está orbitando, mi sistema operativo no funciona y es ocioso como el Dios que está mirando. Si fuera Abel mato a Caín, maldigo a quien me maldiga por maldecir, Nuestra Señora del Carmen lame el crucifijo esperando que el milagro vaya salir. Candelaria Varia, Dios ocioso callas, tu espíritu fascista se altera con la presencia de mis ancestros y si este negro habla, cuando todo arda: daré comida a las palomas, el significado de una conquista se encuentra en apreciar cualquier derrota. Ciencia y cristianismo, nunca había visto algo tan dogmático como la miseria en el capitalismo. El costo de la vida está medido por gramos, convertiste a tus hijos en gatos flacos, mientras la oscuridad del sol me trae luz gracias a Gueorgui Gámov .