No te imaginas, como me quede,
cuando supe tu interés de oculto portugués.
No te imaginas como fantasee,
Con volverte a encontrar sobre la arena del far west.

Sin interacción, cuando te conocí,
entre la música y la gente, un ángel quedo en mí.
Una noche disfrazada, las risas explotaban,
hubiese levitado si tus labios se acercaban.

Espero que algún día a mi ciudad puedas volver,
montada en tu caballo con tu corazón infiel,
esperando ese día, te escribo esta canción,
te imagino en mi cuarto con tu sombrero marrón.

No hacían falta las palabras disparaste tu mirada,
todo era divertido pero pronto se acababa.
Como una forastera te robaste al hombre fiesta,
me llevaste en tu sonrisa para hacerte mi condena.
Solo me quedo el sabor de no tenerte,
ausencia sin final, esperanza indigente.
Desvanece a tornasol, el galope amaneciente,
temeroso a las espuelas, de igual modo omnipresente