Junto al torniquete, una doncella justa hace señas
El rostro de Melinda bajo cabello ennegrecido
No brillaría alegría en sus ojos
La tristeza reflexiva comenzó a surgir

Las palabras vacilarían para expiar
El fracaso había pasado la piedra de toque
Ella había jurado sus votos a otro
Este es el momento en que nadie se molestará

Y concedió dolor en una risa desmoronada
Una ramera de Dios sobre la tierra
Encontró donde sacrificó sus formas
Ese amor vacío en su rostro

Aún así, planeé tenerla de vuelta
La satisfacción que llenaría la grieta
Mi alma liberó un suspiro aleteante
Este día cayó, la oscuridad cercana

La tomé de la mano para decir
Toda la fe para siempre ha sido lavada
Regresé por ti con gran consternación
Ven conmigo, lejos para quedarte

Mirando sin cesar en el apogeo nocturno
Habló de sus vicios y rompió la rima
Pero se desconcertó a sí misma con la última línea
Mi promesa está hecha pero mi corazón es tuyo

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