La muerte del poeta en la playa
**Un día de playa que casi termina en tragedia**

Valdeck Almeida de Jesus, poeta viajero,
Llega a Cartagena, buscando el sosiego.
Playa Tranquilla, el sol brilla sin fin,
El mar lo invita, su azul cristalino sin fin.

Con toalla, sombrero y un libro en mano,
Bajo una palmera, su descanso temprano.
Lee y contempla el paisaje sereno,
Se refresca en el mar, el Caribe es terreno.

Frutas exóticas, un vendedor le ofrece,
Uvas de playa, verdes y amarillas, le parece.
Nunca vistas ni probadas, apetitosas y frescas,
Las compra y consume, sin dudas ni reservas.

Dulce y jugosa, una fruta exquisita,
Un sabor ácido, aroma que invita.
Pero pronto, un malestar en la boca se siente,
Picor y ardor, como chile ardiente.

Mira en el espejo, su rostro sorprendido,
Hinchado y rojo, ronchas en el latido.
Reacción alérgica, ¿qué hacer en tal apuro?
Solo en la playa, rodeado de un muro.

Busca ayuda, un médico o farmacia,
Pero el mareo lo detiene, la urgencia lo alcanza.
Vomita junto a una papelera cercana,
Luego al baño corre, la angustia es temprana.

Horas de agonía, entre vómito y sudor,
Cuerpo débil, corazón a tambor.
Pensó en veneno o enfermedad tropical,
Arrepentido de viajar solo, un error fatal.

Por suerte, un antialérgico tenía,
Lo toma con agua, espera y confía.
Los síntomas ceden, el poeta respira,
Al final del día, la calma lo envuelve y abriga.

Regresa a su cuarto, la cama lo recibe,
Sobrevivió a una prueba que casi lo derribe.
Promete no comer frutas desconocidas jamás,
Ni viajar sin compañía, su lección detrás.

Tal vez este episodio, simbólico y poético,
Una forma de renacer, un viaje profético.
Convertirse en colombiano, un destino encriptado,
Nacido ayer en Playa Tranquilla, un ser renovado.