No sé ni como, pero llegué hasta Ti
En mi debilidad sentí
Una fuerza que me impulsó
Algo en tu mirada algo en tu sonrisa
Talvez El sonido de tu voz

Habían pasado Tantos años ya Todo lo que tenía
Era una herida sin sanar
Pensé entre tanto llanto
Que con tocar tu manto, yo podría sanarme
Y el milagro ocurrió

ME SANASTE SEÑOR, SENTÍ EN MI TU AMOR
COMO UN FUEGO QUE
BROTABA DENTRO DE MÍ
Y MI HERIDA CERRÓ EL DOLOR TERMINÓ
CAMBIASTE MI VIDA DESDE AQUEL DÍA
LIBRE YO SOY

Cuando toqué su manto Él hizo silencio
Se olvidó por un momento
de la gente que lo rodeaba
Y se volvió hacia mí. Yo temblaba
Más el sonido de su voz me dio tanta paz
Cuando me dijo:
Ánimo hija, tu fe te ha salvado
Y quedé sana completamente sana
Desde aquél instante

San Marcos 5, 21-34