Por la blanda arena que lame el mar
Su pequeña huella no vuelve más.
Un sendero solo de pena y silencio llegó
Hasta el agua profunda.
Y un sendero solo de penas mudas llegó
Hasta la espuma.

Sabe Dios qué angustia te acompañó,
Qué dolores viejos calló tu voz
Para recostarte arrullada en el canto de las
Caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro del mar
La caracola.

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
Te requiebra el alma y la está llevando.
Y te vas hacia allá como en sueños
Dormida, Alfonsina, vestida de mar.

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Que triste se va Alfonsina, sin encontrar esperanza.
Que pobre se ve al escena de una muerte no esperada.
De una mujer que buscaba la solución de su alma.

Quedaron solo recuerdos en una zamba que lleva su nombre.
La vida que le prestaron no la supo valorar.
¿Qué hombre tiene el derecho para poderla tomar?

Escuche, mi buen amigo, pa' que no pase lo mismo.
Le traigo buena noticia, yo se la quiero contar:
¡Dueño es Dios de la vida y se la quiere salvar!

Mi Cristo bajó del cielo buscando almas perdidas.
Su mano es la que sana el corazón con heridas.
Vida eterna le espera al que lo quiera aceptar.

Mañana cuando se sienta como si no hay esperanza
Recuerde que Dios escucha y atenta está su mirada
Para los hombres que busquen obedecer su llamar.

Escuche, mi buen amigo, pa' que no pase lo mismo.
Le traigo buena noticia, yo se la quiero contar:
¡Dueño es Dios de la vida y se la quiere salvar!