Aaaaain, aaaaain, tu cuerpo en mi mente se queda,
Cada curva, cada rincón, mi deseo se acelera.
Tus labios trazaron caminos en mi piel desnuda,
Tu aliento, un susurro ardiente que me desnuda.

Aaaaain, aaaaain, tu mirada encendía mi fuego,
Tus manos en mi piel, desatando este juego.
Cada caricia un verso, cada toque un poema,
En tu abrazo prohibido, encontré mi emblema.

Aaaaain, aaaaain, el éxtasis se hizo eterno,
Tus gemidos, mi sinfonía en este infierno.
El deseo nos envolvía, sin límite ni fin,
Tu cuerpo y el mío, en un baile clandestino.

Aaaaain, aaaaain, cada segundo era un suspiro,
Entre sábanas revueltas, el placer era el giro.
Tus manos exploraban, mi piel temblaba,
En el éxtasis prohibido, mi alma se entregaba.

Aaaaain, aaaaain, aún siento el ardor,
Tu cuerpo en mi memoria, el eco del clamor.
El deseo fue un poema, escrito en nuestra piel,
En cada línea trazada, un placer sin cuartel.