En la cima de mi mente hay un iceberg
hasta el quinto piso yo subí las escaleras
en la cima de mi mente hay un iceberg
pedí a san sebastián y me trajeron las flechas.

su cuerpo estaba hundido, pintado de amarillo
oculto entre las piedras, con vida junto al río
sus párpados abiertos y sus ojos narcisos
miraban hacia arriba, miraban en los míos.

en la cima del mundo hay un iceberg
hasta el sexto piso yo lo hice en ascensor
en la cima del mundo hay un iceberg
pedí a santa juana de arco y me trajeron las brasas.

pantalones ultrajados yacen mártires
en inglés tachados, justificándose
sus ojos extraviados miran hacia arriba
y aunque no supe notarlo estaban mirándome