Ángeles desaliñados charlaban
A través de Once Acres
Como campanadas desde el cementerio
Enredados alrededor del huerto

Sus uñas desgarradas
De arrastrar puños llenos de arcilla
De los bordes del río
Para macetas con voces alegres

Consumida por el desasosiego
Solo aliviada al rascarse
Palabras tenues como cardos
O silbidos de pollo enfermizos

Parece que tengo una infancia
De cuarterones y ajenjo
De no-amigos corriendo a ninguna parte
De vog velando en otro lugar

Hasta en el granero abovedado
Iluminado extrañamente por el sol poniente
Ella se reconoció como un recipiente
Apto para un mundo diferente

Donde los pasos deben ser solitarios
Y descalzos sobre las piedras
El viento del norte siempre anfitrión
Dándole bordes a los fantasmas

Parece que tengo una infancia
De cuarterones y ajenjo
De no-amigos corriendo a ninguna parte
De vog velando en otro lugar
De la voz de la madre que no llama
De hierro corrugado
De pájaros del diablo y whisky
De cerdos jóvenes y lanudos

Y nueces que no pude cosechar
Y nueces que no pude cosechar

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