Viene la muerte y tiene tus ojos,
El Hades se apodera de tus labios,
Un sol de medianoche emerge de tu cuerpo
En la viscosidad de un ectoplasma.

Ahora te rodean los fantasmas,
Ecos de otro tiempo no olvidado.
Todos quieren que tomes su mensaje,
Impregnarte de oscuridad con un susurro.

Y yo soy uno de ellos...

Quiero gastar tus vísceras a besos,
Vivir dentro de ti con mis sentidos,
Y entre signos amarillos huir a
La antigua y prohibida ciudad de Carcossa.

¡Qué terrible es caer en las garras del Dios Viviente!
¡Qué terrible es despertar en un cuerpo humano tras la muerte!

Siento que el tiempo me devora minuto a minuto,
Corro por el cementerio con tu cuerpo poseído,
Me detengo ante el sarcófago de un cadáver querido
Y lo profano para dar un último abrazo al recién fallecido.

Como si cayera en un sublime sueño, me desprendo de tu cuerpo
Y regreso al infierno donde mi corazón ya no se quejará.

Yo soy uno de ellos...

Quiero gastar tus vísceras a besos,
Vivir dentro de ti con mis sentidos,
Y entre signos amarillos huir a
La antigua y prohibida ciudad de Carcossa.

¡Qué terrible es caer en las garras del Dios Viviente!
¡Qué terrible es despertar en un cuerpo humano tras la muerte!