""De Cocula es el mariachi,
de Tecalitlán los sones"",
lo dijo Jorge Negrete
en una de sus canciones.

Es por eso que he venido
a pisar la tierra santa,
esta tierra de los sones
donde mi mariachi canta.

Me gusta cuando el mariachi
se pone a cantar alegre
en esta tierra de grandes:
don Gaspar y don Silvestre.

Los sones que nos dejaron
ahora suenan en la gloria
presumiendo a sus mujeres
sus paisajes y su historia.

Tecalitlán, Tecalitlán:
cuánto te quiero.
Tecalitlán, Tecalitlán,
tú eres mi amor.

Nunca me alejaré de ti,
te lo prometo.
y hasta la muerte te daré
mi corazón.

Por San Juan y San Isidro
y hasta en el barrio del chivo
se escuchaban por las tardes
esos sones tan bonitos.

Pero no puede faltar
el sagrado corazón
donde por primera vez
yo me enamoré de un son.

Por Michoacán y Colima
también se dan muchos sones
y hasta en Veracruz e Hidalgo
se escuchan, pero a montones.

Pero no hoy otro lugar
donde suenan tan bonito
como en mi Tecalitlán,
la cuna del son bendito.

Tecalitlán, Tecalitlán:
cuánto te quiero.
Tecalitlán, Tecalitlán,
tú eres mi amor.

Nunca me alejaré de ti,
te lo prometo.
Y hasta la muerte te daré
mi corazón.
Tecalitlán, Tecalitlán:
cuánto te quiero.
Tecalitlán, Tecalitlán,
tú eres mi amor. Nunca me alejaré de ti,
te lo prometo.
Y hasta la muerte te daré
mi corazón.
De Tecalitlán los sones