(verso 1)
¿Cuántos ataques de ansiedad me quedarán por delante?
¿Cuántos pretextos más pa' proceder a ayudarme?
¿Cuántas escusas seré capaz de inventarme?
¿Cuánto tiempo valdrá perder para un día ganar, eh?

¿Cuánto más podré poner en juego?
¿Cuánto más que la vida puedo perder de nuevo?
Cuanto más pienso, más creo que no puedo
volver a ser un normal, un percibido con moral de hierro.

¿Cuánto más daño tendré que causarme?
¿Cuánto daño más tendré que causarles?
¿Cuánto odio más, tendré que procesar den-
tro de esta caja que no es más, que litros de sangre y carne?

¡Arde! Mírame, intentando ser nadie.
Paso desapercibido, cargo un sueño grande,
pensando que es demasiado, que en la cabeza no cabe,
y no queda un gramo de esperanza para un día lograrle...

(verso 2)
Parece que es tarde y eso parece siempre.
Parece que el día es luz que llega tarde a mi frente.
Ya no estoy aquí, ya no es el presente,
no puedo hacer nada, todo pasa indiferente.

Y referente a mi psique, sí que sé que estorbo,
siempre seco el corazón y saco el polvo
de las entrañas y de cierta manera me opongo
al tratamiento mental, quizá por puro morbo.

Quizá que ya me acostumbré a sentirme solo,
cada vez más convencido de que el sentido es nulo
en cada cosa que hago y no encuentro dignidad, juro
que quisiera decidir y sentir el mundo de nuevo,

porque hace tiempo no puedo,
pero ya sabes lo del mal que no dura cien años.
Me diluiré en la lluvia de poesía de Bolaño,
pero no me perderé, resurgiré del daño.