Canto peruano, canto ancestral
Mágico y puro,
de amor y paz,
para sanar
al corazón,
acariciarlo
como a una flor.

Cuando la coya se despertó,
aquel lugar desconoció,
perdida estuvo y se asustó,
salió corriendo al lago llegó.
Quiso mirarse y no lo logró,
pues su recuerdo
se lo impidió,
aunque el reflejo
se lo mostró
tapó su rostro
no se atrevió.

Ese mal sueño que la persigue,
desde pequeña la paralizó,
aunque al final escucha esa voz
un cálido eco acaricia el dolor
la conmueve y la sostiene,
la tranquiliza y la contiene,
sarjañani, mama acllita,
fuerza mamita, eres la escogida.
La Pachamama ya te eligió,
nuestros abuelos danzan al sol,
las mamataitas chacchan la planta.
Y los Yatiris en el ritual,
vuelcan su espíritu en las ofrendas,
rezan en lenguas de libertad.

(CORO)
Unu hina warmiq sunqun
Llampullañan sumaqllañan
Misk’illañan warmiq sunqun
Warmiq sunqun misk’illañan.

Pero esa noche nada era igual,
la luna llena estaba en el mar,
no regresaba a la realidad,
estaba sumida en esa melodía.

Cuando de pronto apareció,
él se acercó y la estremeció
aquella sombra que la veía
mientras huía en esa pesadilla.

Sumaq Warmi, bella mujer,
calma tu angustia deja de correr,
no te haré daño,
no llores más,
ese temor pronto pasará.

Tomó su mano y la llevó
por el camino que siempre buscó,
a su chaupín, a sus raíces, a sus ancestros,
a ese silencio.

Unu hina warmiq sunqun
Llampullañan sumaqllañan