Irrumpiste con tu halo inmaculado tan perfecto
y tus gafas graduadas.
Me dijiste con tu voz entrecortada
que no te preguntara,
que no podía hacer nada.

Y en la fiesta te perdía entre la gente.
Me aterraba pero luego apareciste colocada
de esa mierda que pasaban.
Me dijiste que no te preguntara.

Tu brillabas como siempre, me enganchabas.

Y en el coche me dijiste que ya nada te importaba,
que tu vida estaba rota y acabada,
y que ya no te importaba si esta noche…
si esta noche terminabas.

Y algo me avisó…

y su luz me electrizó…
y su voz me hipnotizó…
y su voz…