Nunca gustó mi tormenta, lo fuerte que empujó.
Mi tortura en calma, alejarte de esto.
Intentando no soñarte, por lo menos, un día.
Y sus idas, pero también sus vueltas.

Bailo toda la noche con mis fantasmas,
pensando qué tengo para contarles…
Todo vuelve, insiste y me arrastra
a lo mucho que tengo pa’ preguntarles.

El cuerpo lleno de cicatrices,
no me duelen, no las veo.
Son mi premio, mi sostén,
cuando siento que no puedo.

Por todas las veces
que no pude ver a nadie
porque siempre terminaba rota,
junté toda mi mierda
y metí un par de notas.

Es que no sufro del frío, lo disfruto,
es un buen shock en la cara
cuando dejo de ver mis frutos.

No sé hacerlo de otra forma,
aunque me exponga a mostrar todas mis sombras.

Y ahora canto porque lo necesito,
porque es la única forma de llenar tanto vacío.
Ya no me quedo estancada, ahora sigo.
Voy por todo lo que tiene que ser mío.

Bailo toda la noche con mis fantasmas,
pensando qué tengo para contarles…
Todo vuelve, insiste y me arrastra
a lo mucho que tengo pa’ preguntarles.

Otra vez,
escribiéndote,
bailando con lo que queda de mí.
Otra vez así,
no lo vi venir.
La magia de sentir…