Una vez en la semana cómo necesitaría
Convertirme en espinaca y reposar ahí todo el día,
Enchufadas mis raíces en la tierra bien mojada.
Que mi alimento y mi sustento no me lleguen de mi esfuerzo, que vengan desde adentro.

Una vez en la semana cómo me transformaría
En una fruta re colgada en un gran árbol de palta
Y mirar ahí, desde arriba a una vida relajada.
Que la vida en abundancia no la gane con mi audacia, que venga regalada.

Y para mí una fracción de placer
Y descansar, estar mirando las ruedas pasar.

Una vez en la mañana qué relajo me daría
Estar tirado en una playa en una hamaca paraguaya,
Una mano apoyada en la arena fresca y blanca
Y pedirme una cerveza congelada o un abrazo y que venga de tus manos.

Una vez en la mañana cuántos besos me daría
Recluirme en lo profundo de una cueva de montaña,
Estar cazando todo el día como cazan las arañas.
Que me llueva el dinero, que me riegue todo entero, que caiga desde el cielo.

Y para mí una fracción de placer
Y relajar, estar mirando las ruedas girar.
Y para mí una fracción de placer
Y relajar, estar mirando las ruedas pasar.
Y todo pasa.

Una vez en la semana quiero ser una ensalada.
Estar tirado en una playa, una vida descansada.
Una vez en la semana quiero ser una lechuga.
Estar tirado en una playa, en una hamaca paraguaya.

Lechuga. Lechuga. Lechuga. Lechuga.