Una lágrima de lluvia
se ha mudado a mi tejado,
cruje en mi pecho mojado
un desamor que diluvia,
un amor que ya es pasado.

Me escondí por los rincones
y callé cuando tocaba,
por salvar los corazones
y bailé si tu bailabas.

Ni la mar logró coser
aquel roto en nuestras pieles
ni los restos de un querer,
y perdimos los papeles.

Y la vida nos vivió
perfumada de desgana
y la vida nos vivió
hasta que aquella mañana
la desgana nos ganó.

El invierno se quedó
recostado en nuestra almohada,
congeló un cuento de hadas
y a la aurora susurró
que somos agua pasada.

Ni la mar logró coser
aquel roto en nuestras pieles
ni los restos de un querer,
y perdimos los papeles.

Y la vida nos vivió
perfumada de desgana,
hasta que aquella mañana
la desgana nos ganó.

La desgana nos ganó,
pero no pasa nada...