Nunca pensé en este final de cuento,
Yo escribiéndote esto, Tu escribiéndole a cientos,
Eras mi setenta por ciento,
Y al final, todo se resume a un poco de esto

A cientos de ochos tumbados,
A cientos de planes que parecían perfectos,
A besos falsos y regalos caros, miedo, atado,
Sometido por tus insultos y enfados,

Ni soy tan mal ni tampoco tan bueno,
Nos hicimos tanto daño que al final nos ingresaron,
Y una relación en paliativos,
Nunca puede terminar como amigos,

Demasiado complicado eso de quererme y amarte,
A base de gritos me has perdido,
Por mucho que me llores no puedo ir contigo,
No más flores en mi tumba me lo he prometido.

Otra discusión por soltar un segundo tu cintura,
Menuda tortura mientras gritabas que era mi culpa tu locura,
Mientras soportaba golpes en una habita a oscuras,
Dejó fracturas tan duras que todavía supuran,

Menuda hija de puta to’ las letras,
Aprendí a pedradas que te resta quien no te suma,
Cuando no te importa nada y te jode pedir ayuda,
Cuando la duda te come te vuelves tu propio judas,

Cuantas notas de voz con un perdón no sentido,
Cuatas veces sentí el filo de tu obsesión conmigo,
Dibujando figuras en mi mente,
Volviéndome pequeño como para desaparecerme,

La boca muda, mis ojos suplicando una,
Pequeña grieta de libertad,
Sus llaves en la ranura nauseas en ayunas,
Me pregunta si la quiero y lo único que quiero es que acabe ya.