Fue por esa dama de negro que empuñé mi cuerno, me di a respetar.
Y si eso no era respeto, les sembraba miedo siempre a los demás.
No es que sea una adivinanza, lo Márquez me marca, siempre será un privilegio.
Mis nervios de acero nunca me pueden fallar.

Esa dama distinguida, la Santa, mi muerte me ha de consolar.
Solo ella sabe qué cargo llevo, pero sin embargo la encontraré.
Nunca he perdido el instinto, me siento distinto hasta pa' luchar.
Y aunque se acerque la muerte y la tenga presente, solo ella me lo dirá.

Tu dolor nadie lo siente, tus alegrías nadie las nota, tus tristezas nadie las ve.
Pero pórtate mal, comete un error y todos te criticarán.
Quise salir adelante cargando demonios en un pedestal.
La estrategia no era mala, solo con las balas me podía rifar.

Esos tres chicos que con el tiempo me fueron consumiendo, fuerza y adquiriendo tenían un sueño aprender rápido a actuar.

Llevo tatuada la muerte solo por mi espalda la pueden mirar y me cuidará por siempre, hasta que decida que es el tiempo ya.
Aunque me llamen el prieto, la 'm' en mi pecho, de mi nombre y apellido, salen asustados por la suerte que he tenido.