Fue por reír así, fue por amarte tanto,
que no hubo nunca excusas para estar lejos de vos.
Fue reír así, fue por amarte tanto,
que rápido ganó el deseo sobre la razón.

Ando por la calle caminando sin un rumbo,
perdido en un limbo para derrumbar mis mambos.
Un poco a los tumbos voy forjando mi terreno,
quiero vivir a pleno y dije: bueno, ¿por qué no?
Si puedo estar bien, este es mi lugar,
pongo música en mi auricular un par de secas y a gozar.
Ahora mis pies, celebran mi andar.
Voy por el piano de esta cebra al infinito de nuestra ciudad.

Y vaya uno a saber porqué,
qué loco que la vida nos volvió a cruzar,
la verdad que nunca antes me lo pregunté,
sólo te elegí, con tantos fueguitos en el mar.
Salud Eduardo (Galeano) por la cita,
tu luz es infinita hasta pa´l que no acredita.
Ninguna pica con su energía de Afrodita,
hay cosas que es mejor si no se explican.

Fue por reír así, fue por amarte tanto,
que no hubo nunca excusas para estar lejos de vos.
Fue reír así, fue por amarte tanto,
que rápido ganó el deseo sobre la razón.

Ando por la calle esquivando tanta frialdad,
sé que el universo no reparte tan parejo,
voy atrás del verso que despierte sensibilidad,
hoy encontré uno e hizo eterno a mi viejo.
Me siento fuerte pa’ encarar las que nos toquen,
de to’ esas veces que cambiamos el enfoque,
supe reconocer si me equivoqué
amar sin dudar siempre fue mi porqué!

Y así fue que llegué a descubrir tu risa,
zafando de este tiempo gobernado por la prisa.
Ese mundo no era mío, soy el viaje de Chihiro
y hoy sigo tu lección que al vivir se lo improvisa.
¡Tallemos poemas en muros!
Y si nos perdemos por lo menos sabremos,
que este gesto rebelde le dejará al futuro,
un camino que fue de los dos.

Y si me quedo sin vos no se que hacer.
Como un caballo desbocado que no para de correr.
Como cuesta continuar sin responder a tanta interrogante.

Y si me quedo sin vos no se que hacer.
Como un caballo desbocado que no para de correr.
Como cuesta continuar sin responder a tanta interrogante.

Es que fue por reír así…
Y por amarte tanto…
Ay que ganó el deseo, que ganó el deseo sobre la razón.
Fue por amarte tanto,
que no hubo nunca excusa para estar lejos de vos.