Para los ricos
no existe la democracia.
Para ellos la gracia
es hacer la pantomima,
pues con el fraude domina
al pueblo la aristocracia.

La ley Sáenz Peña
le hace al criollo creer
que puede escoger
que a su voto lo oyen.
Y así asume Yrigoyen
el gobierno mas no el poder.

Los Radicales
llegan para reparar,
no vienen a cambiar.
Reforman la Universidad,
sanean la Sociedad.
Nada se rompe: se va a doblar.

Se escucha el eco de las balas,
en la Patagonia al obrero
le cortan las alas.
Y aunque los que no cumplieron
fueron los estancieros,
el ejército responde
al que tiene el dinero.

Llega Alvear,
Radical conservador.
Se ajusta al trabajador,
se cede al imperialismo.
Retorna el Yrigoyenismo,
a petróleo hay olor.

Al golpe de Uriburu
lo festejan en los salones
los señores de bastones
porque han recuperado
el control del Estado:
lo que paga sus mansiones.

Comienza la Década Infame,
con el Fraude Patriótico los ricos se relamen.
Nacen las villas, crece la hambruna,
mientras los latifunditas aumentan su fortuna.

Vuelve el espíritu colonial:
el pacto Roca - Runciman, relación carnal.
El G.O.U. lo voltea a Castillo,
llega el Coronel que del trabajador será el caudillo.