Mi alma, ha sido encantada, por el fuego en tu mirada,
en otra velada entregado a los suspiros, al calor de los sentidos,
colgado de tus labios, al ritmo de los latidos,
inspirado por la fuerza de tus pasos,
al pulso de tus sueños, eres la luz que alumbra los míos,
la musa de estos versos y de los días que curso,
la diosa de los griegos, que en mi santuario canto,
equilibras el barco, aun que el viento este en contra,
con tu carácter fuerte, que a la injusticia azota,
vibrando alto, es otro lunes intentando detener el tiempo,
me seduce la desnudez de tu cuerpo, quiero vivir contigo,
en un lejano huerto, beber del rio respirar de tu aliento,
estoy sediento, sin terminar de conocer a tu ser mágico,
haciendo de este amor, un canto de libertad único,
que la complicidad nos cubra con su manto, metafórico,
para descifrar el misterio en lo filosófico, dejar en cinta,
el cuadro que te pinto, desde mi recinto,
habitas dentro de mi templo, en cada pensamiento,
hablándome de yapam, mientras te contemplo,
mientras me adentro, a otra historia a otro tiempo...

Acudimos a nuestro reencuentro.

Te amo.