Ya han dado las cinco, te marchas a casa. Hay ganas de sobar, estás asqueada. Mañana será otro día más, y la noche, otra noche más.
Sola por oscuras, por oscuras calles, las sombras deambulan entre los rincones y las curvas de, de tu figura hacen despertarse al animal. Y tú tienes un presentimiento. Quieres que, no sea verdad.
Tus nervios están a tope te impiden casi respirar. Estás llegando a tu casa, piensas nada va a pasar. Y del bolsillo te sacas las llaves de tu tierno hogar.
De pronto de frente... ni tiempo para gritar, salvajemente te violó y tú solo pudiste llorar. Luego vomitar al recordar su cara. Asco en tu interior, gritas ¡Venganza!
Ninguna condena hay que pueda borrar la huella de ese animal que infectó tu carne. La cárcel no es ¡no es la solución!
Hay que escarmentar al mamón. Ninguna condena podrá devolver toda la dignidad que ese perro te robó. La cárcel no es ¡no es la solución! Hay que capar al cerdo agresor. No te quedes de, de brazos cruzaos. Contra la agresión castración ¡¡castración!!