En la costa de un mar lejano,
donde las olas besan la arena,
apareció un cangrejo, Gerry era su nombre,
con una sonrisa y una mirada serena.

Gerry, el cangrejo, trajo suerte al lugar,
con sus pinzas de oro y su andar singular.
La ciudad floreció, el éxito no tenía final,
hasta que Gerry se fue, y todo fue a cambiar.

Los pescadores contaban historias,
de cómo las redes se llenaban de peces,
los cultivos crecían, las risas brotaban,
y en las noches, las estrellas hacían promesas.

Gerry, el cangrejo, trajo suerte al lugar,
con sus pinzas de oro y su andar singular.
La ciudad floreció, el éxito no tenía final,
hasta que Gerry se fue, y todo fue a cambiar.

Pero una mañana, sin previo aviso,
Gerry partió hacia el horizonte azul,
la ciudad se sumió en un profundo abismo,
y el caos reinó sin su luz.

Ahora cuentan que si a la luna le pides,
con el corazón lleno de fe,
Gerry podría volver a la orilla,
y la ciudad su gloria volverá a ver.

Gerry, el cangrejo, leyenda del mar,
su magia es eterna, como el salado andar.
La esperanza vive, en cada atardecer,
que Gerry regresará, y todo estará bien.

Así que si ves a un cangrejo pasar,
no lo dudes, podría ser él,
Gerry, el cangrejo, amigo del mar,
la leyenda que nunca morirá.

oh, oh, oh